lunes, 25 de junio de 2012

Vivimos en un planeta de recursos finitos.

Vivimos en un planeta de recursos finitos como si estos fueran infinitos
 Parece que no nos damos cuenta de que estamos haciendo  un uso indiscriminado y a un ritmo acelerado de recursos naturales no renovables como el petróleo, minerales, bosques, reservas de agua, etc.,  cuya formación ha llevado miles de años. Si seguimos por este camino es evidente que a corto plazo empezará a haber escasez de estos recursos y si no hacemos algo urgente, puede que desgraciadamente se torne algo irreversible.
Todo está muy relacionado con un  sistema económico que promueve el consumo desmedido de bienes materiales, cuya producción requiere  el uso de recursos naturales, tanto materias primas como recursos necesarios  para la generación de energía que se requiere en cualquier proceso de producción. Por mencionar tan sólo uno de los innumerables ejemplos, citemos el caso de los plásticos que han inundado el mercado. Los plásticos se obtienen a partir de derivados del petróleo. Además, en la fabricación de artículos de plásticos al igual que en la fabricación de cualquier artículo se utiliza energía, cuya generación supone el uso de recursos naturales (petróleo, carbón, gas natural, uranio, etc.).
 Muchas personas asocian directamente status y felicidad con la adquisición de bienes materiales y  al hecho de tener cuántas más cosas mejor.
Los medios de comunicación nos alientan en forma permanente  al consumo de bienes materiales. Los gobiernos en general también lo promueven pues entienden que es la forma de mantener el sistema económico funcionando, es decir más consumo genera más trabajo (comercios, fábricas, etc.), de este modo la gente tiene dinero para gastar y así puede adquirir bienes materiales., creando un círculo vicioso en el cual los únicos beneficiados hablando en términos monetarios son unos pocos y el principal perjudicado es el planeta y todos los seres que en él habitamos.
Vivimos en un planeta de recursos finitos y con una población que crece casi de modo exponencial. De seguir este ritmo, la supervivencia de las  futuras generaciones se va a ver seriamente comprometida.
La mayoría de las personas no son conscientes de que en sus manos está el poder de cambiar el futuro de la raza humana. Pequeños cambios en las actividades y costumbres diarias pueden contribuir grandemente a la sostenibilidad de nuestro planeta y con ello al logro de una forma de vida digna para todos los que lo habitamos.
¿Qué podemos hacer? ¿De qué forma cada uno de nosotros puede contribuir?
Se requiere un cambio profundo en el modo de ver el mundo. No debemos confundir la felicidad con la posesión de bienes materiales. Tener las necesidades básicas satisfechas y algunas otras que contribuyan a nuestro desarrollo como personas está fuera de discusión y es un derecho de cualquier ser humano desde el momento de su nacimiento por el sólo hecho de su condición. Pero debemos repensar el modo en que satisfacemos nuestras necesidades, la cantidad de objetos materiales que compramos y que a veces ni siquiera usamos o lo hacemos durante un breve lapso de tiempo. Basta pensar en la cantidad de basura tecnológica que se está generando en el mundo en los últimos años por el uso y recambio de teléfonos celulares y computadoras, por citar sólo algunos ejemplos.
Debemos convertirnos en consumidores responsables, lo que implica plantearnos una serie de cuestiones a la hora de adquirir un producto o un servicio.
¿Qué implica ser un consumidor responsable?
  • Implica elegir los productos que vamos a comprar no sólo atendiendo a su calidad y precio, sino también valorando su impacto ambiental y social además de informarnos sobre la conducta de las empresas que los producen. Debemos saber qué tan responsables son dichas empresas con el medio ambiente, cuál es el trato  hacia sus empleados, qué medidas promueven para mitigar el impacto ambiental de sus productos.
  • Es necesario desterrar la cultura de comprar y tirar. Se debe procurar reutilizar y reciclar.
  • Es aconsejable el uso moderado del automóvil privado, sobre todo cuando se usa para transportar una sola persona. El uso del transporte público es lo más apropiado si pensamos en la economía de los recursos y en disminuir la contaminación ambiental  Se debe tener presente que la escasez mundial de recursos energéticos es ya una realidad, y el transporte tiene un costo elevado para el medio ambiente.
  • Se ha de cuidar la electricidad, no dejando lámparas ni artefactos eléctricos encendidos que no se estén utilizando. Debe recordarse que entre las formas más utilizadas a nivel mundial para  generar electricidad se encuentran las centrales térmicas de combustible fósil en las cuales se genera electricidad a partir de la combustión de gas, fuel oil o carbón.
  • A la hora de comprar deberían elegirse productos locales, lo que supone  ahorro de transporte y por consiguiente economía de combustibles y menor contaminación.
  •  Se deben priorizar la necesidades, no comprar todo lo que se nos ofrece, teniendo siempre presente que gastar más y tener más cosas no equivale a una vida más rica.